Hubo un tiempo en que me estuve formando en cómo humanizar la gestión. La palabra humanizar últimamente la tenemos un poco manoseada; humanizamos la salud (que yo casi humanizaría más la enfermedad pero bueno) humanizamos la gestión, humanizamos hasta la humanización… pero verdaderamente ¿qué significa humanizar? dice la RAE que humanizar es, en su segunda acepción:
Conferir carácter más humano (en sentido moral), hacerlo más amable o justo, menos riguroso, etc
Así que yo creo que sí, que queremos hacer más amable, más justo y menos rigurosa la gestión, escuchando más, comprendiendo mejor.
Pero en ocasiones la gestión, sobre todo cuánto más arriba se ejerce, menos amable es, menos justa y más rigurosa y cuadriculada es.

Hoy no pretendo hacer un post divulgativo, más bien aportar reflexiones, y dar una vuelta a la tan manida «humanización».
Desde el momento en que la selección de personal se basa en un principio (teórico de igualdad, mérito y capacidad) estamos dejando fuera a algo tan importante como la aptitud, la capacidad de esfuerzo, el talento, la iniciativa, la empatía… Nos regimos por unas normas rigurosas, que dicen que si tienes 3 puntos en la bolsa te van a llamar antes que si tienes 2. Así de simple.

Hace tiempo una amiga también enfermera me contaba los problemas que estaban teniendo en su unidad con una TCAE que acumulaba en apenas unos días de contrato, varias quejas de pacientes y familiares, así como de varios de sus compañeros, por seguir una conducta poco adecuada con los usuarios de la unidad. Su capacidad, mérito e igualdad de condiciones a la hora de seleccionarla, han estado evidentemente dentro de los parámetros que la administración exige, pero, ¿y su empatía, su aptitud…?
No se como continuó la historia, pero espero que los cauces administrativos hayan llevado a investigar la situación y actuar en consecuencia, aplicando el régimen de sanciones. Porque… el régimen de sanciones se aplica ¿verdad?
No se cuantas veces se han aplicado medidas sancionadoras en base al régimen de sanciones… en una entrada anterior hablábamos sobre los retrasos en la llegada al puesto de trabajo y la salida prematura del mismo, rozando lo que se conoce como abandono del puesto de trabajo. Y al final no pasa nada, humanizamos y tal, pero no pasa nada.
Creo que este tipo de acciones, el que dejar de hacer sea lo mismo que hacer, deshumaniza también los equipos y la gestión, no aplicar un «castigo» al que no ejerce convenientemente es deshumanizar, porque, regresando de nuevo al texto de la RAE, lo hacemos menos amable y más justo, vamos, todo lo contrario a humano.

Sin embargo, las direcciones enfermeras, que son las que puedo criticar (en el buen sentido) dependen en gran medida de la dirección médica y la gerencia, porque… ¿Qué sucede si la dirección enfermera lleva a rajatabla el sistema disciplinario y el resto no? pues que se le echarían encima lo primero, y segundo, sería un agravio comparativo que nuevamente pondría en la picota el tema de la humanización…
Es un tema complejo, y pese a que de lo que estábamos hablando era de humanizar al final se reduce al tema de la igualdad, todos nos merecemos que nos traten adecuadamente (pacientes y profesionales) y todos merecemos que si alguien no cumple con las normas, no suponga lo mismo que si las cumple…
¿Humanizamos la gestión?
Tratemos a los profesionales como se merecen, ¿tenemos margen para premiar al buen profesional del mediocre? escasamente… por tanto ¿Está humanizado el sistema de selección de personal? en mi opinión no, pero es un mal necesario, pues entraría en juego la subjetividad y ya se sabe que el ser humano es muy proclive a hacer que la balanza se incline a su gusto…
¿Cómo podemos determinar quien es mejor profesional sin mirar los puntos de una bolsa? Seguro que todos seríais capaces de hacer un ranking de los profesionales más capaces de vuestro servicio… ¿coincidiría con el listado de puntuaciones? pues algunos sí y otros no…
¿Por lo tanto, podemos humanizar la gestión? Sin lugar a dudas, para ello es necesario ser justo, y premiar a aquellos que cada día se dejan la piel y en ocasiones su propio tiempo personal en hacer de su unidad un lugar mejor, aquellos que sin hacer ruido trabajan sus horas y realizan su quehacer diario adecuadamente, sin dar problemas, tratando con respeto a profesionales y usuarios, y si está de nuestra mano mejorar en algo a esos profesionales, o reconocerles su labor, hacerlo.
Es muy injusto y pocas cosas más desmotivadoras existen, que ver que alguien que no lo merece, obtiene una recompensa laboral en forma de mejora económica, horaria, de reconocimiento…
Cuando hablemos de humanización también tenemos que tener esto presente. No es solo (que también) emplear el tan olvidado porfavor y gracias, es compensar el esfuerzo de un profesional, es entender sus circunstancias, es adaptarse en lo posible a sus necesidades, es premiar a quien lo merece, y AGRADECER a quien sin su labor diaria ninguna organización funcionaría.
